Reseteando

El veto de Albert Rivera a los acuerdos con el PSOE afianzó el rumbo emprendido por Ciudadanos desde que dejó atrás la referencia socialdemócrata y se declaró liberal, liberal de obediencia progresista, eso sí, pero liberal al fin y al cabo: en términos europeos y españoles, de centro derecha. Se trataba por tanto de lanzar una opa sobre el PP y aprovechar el acelerado ciclo electoral de este año para sustituirlo como partido hegemónico.

Los resultados no han estado a la altura. Ciudadanos ha pedido 930.000 votos en Cataluña desde diciembre de 2017 y no ha conseguido desbancar al Partido Popular, por motivos diversos: falta de implantación territorial, apego de los españoles a las grandes siglas tradicionales, errores como el de Valls o la desbandada de la cúpula dirigente fuera de Cataluña.

Vuelve así, lógicamente, la tentación de volver atrás y recuperar, ya que no las esencias más progresistas del Ciudadanos original, su vocación de partido bisagra, tal como ha expuesto recientemente Francesc de Carreras. Un “reseteo” parecido al que García Page, desde las alturas de su mayoría absoluta conseguida en Castilla-La Mancha, le recomendaba a Sánchez para que este muestre su disposición a pactar con Ciudadanos. Por si fuera poco, el electorado pide un gobierno moderado y –sospecho- estable, algo lógico después de tantos años de desgobierno y parálisis.

El problema del “reseteo” de Ciudadanos es Rivera, que no parece dispuesto a conformarse, como es natural, con el papel siempre secundario de “cabeza de bisagra”, por así decirlo. El del PSOE es mucho más serio, porque atañe a su propia identidad. Y es que pensar que el socialismo español puede convertirse en una entidad moderada, respetuosa de la idea de la nación, leal con el adversario político es imaginar algo que no ha existido, ni existe ni existirá. El cálculo de la moderación es estupendo sobre el papel. Ahora bien, se refiere a un país y a una organización que aquí no aparecen por ningún sitio. El adversario del PSOE (o más exactamente, su enemigo), no son los populistas ni los nacionalistas ni los independentistas. Es la derecha. Y no saldrá de ahí nunca. Se podrá llegar a pactos coyunturales con el PSOE, pero sin engañarse acerca del “aliado” y sabiendo que sólo si le conviene cumplirá esos acuerdos. Y que no tendrá inconveniente en firmarlos y hacer al mismo tiempo lo contrario de lo firmado.

La Razón, 04-06-19