Respuestas al desafío
En La Moncloa andan preocupados por que este fin de semana le organicen al Gobierno algo parecido a lo que los socialistas le organizaron al Gobierno del PP en 2004, cuando reventaron la jornada de reflexión, y con ella la legalidad, para atemorizar al partido de gobierno y movilizar a la izquierda, dos objetivos ampliamente conseguidos. A diferencia de lo ocurrido entonces, sin embargo, en este caso los alborotadores –o los revolucionarios, según se mire- serán los amigos del propio Gobierno, o al menos los amigos –CDR, Tsunami, etc.- de sus amigos.
Esperemos que no ocurra nada de esto, pero que resulte verosímil incluso para el Gobierno debería hacer reflexionar a los socialistas y al resto de las fuerzas políticas de lo que queda del sistema partidista previo al levantamiento nacionalista catalán. Y luego de reflexionar, a tomar medidas y hacer propuestas de fondo sobre lo que quieren para nuestro país en los próximos años.
Hay varios problemas para esto. El principal procede de la posibilidad de que ya sea demasiado tarde y que la opinión pública haya descontado el descrédito de esas mismas fuerzas. La consecuencia será, previsiblemente, la impotencia de estos dos partidos para tomar la iniciativa después de las elecciones y consolidar, no ya una mayoría de gobierno, sino alguna alianza que permita una gobernabilidad mínimamente estable durante los próximos años. El PSOE es el mejor ejemplo, con sus perspectivas menguantes que le llevan a oscilar entre el buenismo (la recuperación del federalismo y la plurinacionalidad o el “problema de orden público”) y la exhibición de músculo (la recuperación de la prohibición de los referéndums).
En el fondo, todo revela un monumental desconcierto ante las consecuencias de las políticas seguidas durante décadas. Sus protagonistas no consiguen disimular que ni siquiera prestan fe a la utilidad de su propia propaganda. Será difícil movilizar a la izquierda en estas condiciones. Por el centro derecha, la situación no es la misma. C’s busca su centro, el PP intenta renovarse sin que todavía esté claro si ha empezado a entender lo ocurrido desde 2012 y VOX, con una sorprendente moderación en vista del desafío al que están siendo sometidos la Monarquía parlamentaria y el régimen autonómico, encauza a quienes ya han pasado página. Resulta curioso que los más conservadores sean los que mejor han comprendido, por ahora, la realidad presente. En cualquier caso, aquí hay una oportunidad.
La Razón, 07-11-19