Los señoritos populistas

Empezamos a percibir ahora el alcance auténtico del grupo de los compañeros politólogos, la gran novedad de la vida política española desde las últimas elecciones europeas. Sería prematuro hacer demasiados pronósticos, pero hay que observar dos cosas. Una, que han obtenido un éxito muy importante para un partido nuevo. La otra, que no obtienen la victoria que probablemente esperaban, aunque ya en alguna ocasión intentaron rebajar las expectativas en cuanto a las elecciones andaluzas.

 

Con votos procedentes seguramente de IU, y algún que otro del PSOE, Podemos se empieza configurar como el heredero natural de la primera formación. La fiera se amansa, los apocalípticos vuelven integrados al redil o, dicho de otro modo, los comunistas suceden a los comunistas gracias al empeño del electorado español por mantener una izquierda alternativa… institucional. Por ahora, los compañeros politólogos han pasado a formar la extrema izquierda del sistema, mucho más sólido que lo que pareció en algún momento.

También es verdad que la etiqueta con la que se ha caracterizado a Podemos –el populismo- se adapta aún mejor a algunos rasgos del PSOE, en particular al de Andalucía, que a los recién llegados. Ya avisamos aquí que el auténtico adversario del PP no era Podemos, que su adversario seguía siendo el PSOE y que en cuanto a populismo, el nuevo partido tiene muchas lecciones que aprender de los socialistas. El populismo no siempre es una pulsión antisistema, ni recoge necesidades a las que el sistema no da respuesta. El populismo, al menos como actitud y como técnica para alcanzar el poder, forma parte del juego de la democracia y en algunas ocasiones, como ocurre en Andalucía y como ha ocurrido otras veces a nivel nacional, se integra en el sistema o, mejor aún, conforma una parte sustancial de ese mismo sistema. El problema de los compañeros politólogos era que para ganar tenían que superar en demagogia al PSOE, y si no lo hacían, como no lo han sabido hacer, aparecerían como la versión (relativamente) juvenil, estudiantil y “comme il faut”, de los Anguita y los Cayo Lara, versión ya rebajada de los –a su vez- ex estalinistas de años anteriores.

Podemos se enfrentaba a una tarea difícil. El PSOE andaluz estaba ya previamente podemizado, por así decirlo. Fuera de Andalucía, resultará complicado aplicar la receta andaluza, pero el PSOE, reforzado, lo intentará. Por ahora, los compañeros politólogos empiezan a integrarse y a reforzar el sistema. No son capaces ni de empezar a poner en peligro el PSOE. Tanta revolución populista para esto… Andará contento Maduro con sus señoritos bolivarianos.

La Razón, 24-03-15