Ministras en rebeldía
La aprobación de los presupuestos ha consolidado lo que en algún momento pudo parecer coyuntural, como es el bloque “progresista” compuesto de nacionalistas, secesionistas y podemitas en torno del PSOE. Alcanzaba así su sazón la política preconizada por Iglesias y asumida con brío y gusto por Sánchez: la creación de un frente de izquierdas capaz de bloquear durante mucho tiempo la llegada de la derecha al poder. El proyecto sigue enfrentándose a enormes resistencias externas, pero curiosamente, ha aparecido otra, de orden interno, casi de inmediato. Viene generada por las consecuencia no deseadas de la ley del Sí es Sí, con la consiguiente rebaja de penas para algunos delitos de violencia sexual. Es posible que la brecha se haya visto agrandada por tensiones personales entre ministros, agudizadas por la obligación de arropar a la ministra de Igualdad tras la intervención destemplada de la diputada de VOX en el Congreso.
Sea lo que sea, las diferencias vienen de lejos, propiciadas por la cuestión trans y las repercusiones de la nueva legislación en la movida feminista. El PSOE se ha enfrentado en este punto a su propio descrédito ante el feminismo tradicional, incómodo con la abolición de cualquier relación entre sexo y género y, más allá de eso, con su electorado femenino, obligado a integrar elementos culturales y antropológicos que hasta ahora le han sido ajenos. No es pequeña cosa para un gobierno que presume de feminista y quiere construir un país feminista. Por si fuera poco, Montero y sus equipos podemitas, embarcados en la Gran Guerra Cultural Revolucionaria (GGCR), han puesto en marcha un “Me Too” de andar por casa con sus campañas de reeducación de las clases medias y populares, como la desatada contra el presentador Pablo Motos. Como era de esperar, la ofensiva ha suscitado una intensa reacción de autodefensa contra el extremismo del podemismo gubernamental amparado por Sánchez. Todo esto ha propiciado que por primera vez, y en contra de lo acostumbrado, varias ministras socialistas hayan desfilado en manifestación junto a una pancarta que pedía la dimisión de su colega Montero. Ahora la rebelión es cosa del ala femenina del socialismo, oprimida por Sánchez y el podemismo… Grietas inauditas del bloque “progresista”.
La Razón, 28-11-22