Más centro

La crisis económica y la crisis del modelo partidista vigente en nuestro país desde la Transición han llevado a la explosión de la izquierda, algo común a todas las democracias desarrolladas, pero no a la implosión del centro derecha, lo que nos distingue de muchos otros países como el nuestro. Hay un nuevo partido de centro, Ciudadanos, pero eso no ha impedido que el PP siga siendo el más representativo del conjunto de la sociedad española.

 

Con independencia de que el PSOE recupere su capacidad para gobernar (algo difícil a corto e incluso medio plazo), se trata por tanto de consolidar al PP como gran partido de centro y poner remedio a algunos puntos débiles. Entre estos está la decadencia del PP en autonomías con fuerte implantación nacionalista, con el riesgo de que el PP deje de ser un partido nacional. También está el retroceso entre los jóvenes y la pérdida de un voto urbano y profesional que ve al PP, por grande que haya sido la renovación reciente, como un partido desconectado. Y está, por otro lado, la pérdida de un electorado que se ha sentido abandonado, y no sólo por cuestiones ideológicas. Aquí está la crisis de las clases medias y la percepción de que estas siempre llevan las de perder: el núcleo duro de los nacional-populismos.

Cada uno de estos problemas requiere soluciones específicas, sobre todo en sociedades tan complejas y parceladas como las nuestras. Aun así, tienen algo en común, y es que ponen de relieve la debilidad relativa de la posición central que es la propia del PP, entendiendo esta como aquella en la que se puede sentir representada una mayoría social. Dar contenido a esta  posición supone reforzar los elementos comunes entre el antiguo votante del PP en el País Vasco que ahora vota nacionalista “moderado”, los jóvenes que aspiran a ver (nuevas) soluciones políticas a problemas nuevos y la persona que siente que su posición se ha fragilizado y que quien estaba encargado de defenderla le antepone otros intereses.

Un primer elemento de refuerzo es hacer explícito, y explicar, aquello que une a todos, que es la lealtad nacional, algo que en España permanece intacto… a pesar de todo. El PP está idealmente situado para hacerla visible, y eficaz, sin provocar ni recurrir a histerias identitarias o nacionalistas. Al contrario, contribuirá a evitarlas.

La Razón, 10-02-17