Jóvenes

El pasado verano, causó cierto escándalo la revelación de que algunos famosos youtubers de nuestro país se habían establecido en Andorra. Son gente joven, que ha sabido comprender el funcionamiento de los nuevos medios de comunicación y han conectado con un público amplio, a veces de millones de personas, casi todos jóvenes como ellos. Tal vez estos youtubers no constituyan un ejemplo, pero sí que apuntan a un hecho crucial, como es la insoportable presión fiscal a la que se ven, y se van a ver sometidos autónomos y pequeñas empresas. Y sirve para ejemplificar el debate acerca de la relación entre libertad personal y libertad económica que podría ser uno de los elementos definidores del Partido Popular en su nueva etapa, una vez superada la tentación tecnocrática.

Los jóvenes -con sólo escribir la palabra se escucha la nostalgia de las filas del PP- podrían volver a ser, como lo fueron en los años noventa, elemento central de su mensaje y su propuesta. Para ello habría que hablarles de lo que les interesa y en los medios que utilizan. Y se podría intentar articular esto con los grandes motivos políticos que en su tiempo fueron marca del PP, como es la libertad personal. Teodoro García Ejea, especialista en informática y robótica, tiene suficientes conocimientos para saber cómo hay que enfocar esta estrategia. Y lo mismo puede decirse del entorno de Pablo Casado, donde abunda la gente joven.

También reclama atención todo un mundo nuevo de medios, plataformas, asociaciones y grupos más o menos informales, fruto del renovado interés por la política de los jóvenes y de los no tan jóvenes, bastantes de ellos profesionales y profesores: influyentes y emprendedores, por tanto. El PP tiene una nueva oportunidad de dejar atrás esa pulsión tradicional suya, que tan caro ha costado, de abandonar la cultura en manos de sus adversarios políticos. Sería bueno para todos que estuviera presente en estos debates: con argumentos y también con personas capaces de mostrar que el centro derecha también se interesa por las nuevas realidades.

La Razón, 15-10-18