Tres mil años
Tres mil años. Es lo que el historiador José Álvarez Junco ha puesto de límite implícito a la existencia de España ante una comisión del Congreso. Y al parecer, se lo han tomado en serio… No es poco, en cualquier caso. De cumplirse la profecía, el concepto de España habrá durado entre cuatro y cinco mil años, según los cálculos. Más que China, que a día de hoy lleva durando tres mil.
Lo cierto es que no sabemos en qué se basa la anticipación. Si se afirma que en el plazo de unos cuantos miles de años (¿por qué tres mil y no 4.000 ó 2.500?) casi todo lo que existe hoy en día habrá desaparecido, se trata de una obviedad. Si es algo más, la cosa requiere alguna explicación, más allá del legado católico, tan español, del desengaño. Lo que ha querido decir Álvarez Junco es, probablemente, que entre la eternidad (el ser de España) y el artificio (la nación española) no hay nada.
Del primero, del ser de España, debemos entender que no existe por mucho que los españoles se hayan esforzado en crear formas de expresión y de vida que se pueden considerar eternas, al menos según la medida de lo humano. Y en cuanto a lo segundo, se deduce que la nación es un “constructo” narrativo, es decir ideológico, en cuya matriz está siempre el nacionalismo. Todo -España, Cataluña, la nación andaluza o la vallecana- tiene la misma consistencia. El lugar de las clases opresoras de la vulgata marxista, lo ocupan ahora las elites nacionalistas, y en vez de la fracasada revolución burguesa, se adelanta la no menos fracasada nacionalización de nuestro país. Por eso España es y será siempre un fracaso. En menos de tres mil años, liquidada.
En todo esto late una irremediable animadversión hacia la idea de España y la seguridad de que se va a asistir a su final. Ha sido la posición dominante en nuestra vida cultural y académica. A Álvarez Junco, por ejemplo, un gobierno del Partido Popular le concedió el Premio Nacional de Ensayo por Mater Dolorosa, manual de demolición de la idea de nación española. Y ahora nadie habrá contrarrestado sus profecías en el Congreso. Se entiende lo que está pasando en Cataluña.
La Razón, 06-02-18
Ilustración: cueva de Santimamiñe. Cortézubi, Vizcaya