Entrevista con Fernando R. Genovés, por Encarni Pérez
Fernando R. Genovés es escritor, ensayista, crítico literario y analista cinematográfico. Doctor en Filosofía. Premio Juan Gil-Albert de Ensayo, 1999. Autor de varios centenares de artículos, columnas y reseñas literarias en diversos periódicos y revistas especializadas, entre otras publicaciones: Libertad Digital, Factual, ABC y ABC Cultural, Las Provincias, Claves de Razón Práctica, Debats, Revista de Occidente, El Catoblepas. Tras impartir enseñanzas de Filosofía y Ética durante veinticinco años, en la actualidad se dedica, en exclusividad profesional, a escribir.
Ha publicado, hasta la fecha, doce libros de ensayo, siendo los últimos Marco Aurelio. Una vida contenida (2012), La ilusión de la empatía. Ponerse en el lugar del otro y demás imposturas morales (2013), Dos veces bueno. Breviario de aforismos y apuntamientos (2014), El alma de las ciudades. Relatos de viajes y estancias (2015).
Blogs: Librepensamientos, Los viajes de Genovés, Cinema Genovés
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Encarni Pérez
Fernando R. Genovés – A la hora de afrontar cuestiones de esta naturaleza, suelo acudir a uno de mis lemas preferidos: a pesar de todo, todo va bien. Entiendo que dicha caracterización del vivir sintetiza y encara adecuadamente los grandes interrogantes del ser humano.
EP – ¿Le preocupa en la actualidad a la humanidad estas preguntas?
FRG – Permítame a este respecto (y con sumo respeto) parafrasear al filósofo alemán Arthur Schopenhauer e inquirir lo siguiente: ¿la humanidad? ¿Y quién es esa moza…?
EP – Moral, ética… ¿encuentran acomodo en la sociedad del siglo XXI?
FRG – Y tanto que sí. Además con tremenda comodidad.
EP – Pero, ¡discúlpeme! Aún no hemos sido presentados formalmente. ¿Con quién tengo el gusto de conversar?
FRG – En un cuestionario básico que incluye el libro Dos veces bueno, me pregunto a mí mismo por mí mismo. Allí respondo que yo soy quien pregunta. Puesto que ahora es usted la entrevistadora, le diría que soy un hombre que no deja de hacerse preguntas.
EP – ¿Cómo ve su ser filosófico el mundo que nos rodea?
FRG – Como un ser o no ser. Quiero decir: que lo veo y no me lo creo.
EP – Fernando, ¿por qué escribir? ¿Qué encuentra en la componenda literaria?
FRG – Escribo a fin de recomponerme, física y espiritualmente, en el ejercicio de existir, procurando obtener como resultado, en rigor, una composición intelectual más que una componenda literaria.
EP – Pensamientos, viajes, cine… su temática es muy ecléctica ¿Por qué estos tres pilares temáticos?
FRG – Entiendo la filosofía como mi profesión, el cine como mi vocación y los viajes como una forma de expansión. No instituyen una triada exclusiva, concebida de antemano o desarrollada con ánimo sistemático. Simplemente, están presentes en buena parte de mis textos, como puedan estarlo, igualmente, la literatura, la historia o la política.
EP – Parecen muy diferentes, pero ¿qué encierran en común para usted?
FRG – Y son muy diferentes. La “comunidad” que los emparenta pertenece, en cualquier caso, al capítulo de lo metafórico más que al metodológico. Recuerde que el filósofo español José Ortega y Gasset se refería a la indagación filosófica en términos de «navegación». Diría, en fin, que actúan con plena autonomía, y disfruto de su práctica, combinándolas pero sin mezclarlas ni fusionarlas entre sí.
EP – ¿La ironía es la tinta imborrable de su pluma?
FRG – Si no imborrable, sí al menos pretendo que sea invisible. O mejor dicho: no previsible.
EP – ¿Capta el ser humano, o la mayoría, la fineza irónica de su estilo?
FRG – Si no la confunde con el sarcasmo, la mera ocurrencia o el cinismo, ya me doy por satisfecho.
EP – ¿Siempre la utiliza o sólo cuando sus ensayos, artículos o Dos veces bueno tratan del pensamiento?
FRG – Sinceramente, de vez en cuando me tomo un respiro. Sea como fuere, es mi forma de llevar adelante la máxima de Michel de Montaigne: No hacer nada sin alegría.
EP – ¿Se siente un poco frustrado cuando el lector no capta la ironía o el refinamiento ¿cínico? de sus textos?
FRG – Lamentaría que el lector advirtiese algún asomo de cinismo (según el sentido coloquial, no filosófico, del término) en lo que escribo o digo. Pues nada está más lejos de mi carácter y de mi actitud ante la escritura y la vida, en general.
EP – ¿Es difícil escribir el hilo de sus pensamientos?
FRG – Para mí, no mucho…
EP – Blogs, artículos, libros… ¿en pocas palabras cómo resumiría el conjunto de su obra?
FRG – Ensayando, por todos los medios.
EP – Aunque, ¿puede resumirse la pasión por las palabras en pocas palabras?
FRG – Tal es el propósito de la poesía y del pensamiento aforístico, cada género en su particular ámbito.
EP – Es difícil elegir entre los hijos literarios. ¿Se decantaría en especial por alguno de sus libros?
FRG – Me siento afortunado al haber podido formar una familia literaria numerosa, y todavía estar en condiciones de ampliar la prole (entiéndase esto sin jactancia). A todos quiero por igual. No negaré, sin embargo, que Dos veces bueno es mi libro más personal, el que con mayor claridad refleja no tanto mi yo cuanto mi circunstancia.
EP – ¿Nuevos proyectos en perspectiva? ¿Puede un escritor dejar el placer de escribir (aunque sea para uno mismo o para los demás)?
FRG – Para comienzos de este año de 2016, es mi intención publicar un ensayo sobre asuntos de economía y filosofía política. Lleva por título La riqueza de la libertad. Librepensamientos. Asimismo, trabajo diariamente con un nuevo libro de aforismos y breves apuntes, cuyo título (provisional) es Aforo ilimitado. En cuanto a la segunda pregunta, como para mí, en efecto, escribir constituye un placer, es algo que me costaría dejar.
EP – Dos veces bueno. Breviario de aforismos y apuntamientos y El alma de las ciudades son sus últimos libros: pensamientos, alma… ¿debemos confiar en que la naturaleza humana encuentre su destino?
F.R.G. – El destino de la naturaleza humana nos lleva más allá de estas páginas…
EP – Hablando de esto y aquello, el tiempo vuela y no quisiera hacerle perder el suyo. Muchas gracias por atenderme… ¿Quiere añadir algo más?
F.R.G. – Sólo expresar mi agradecimiento por el espacio y el tiempo que me ha concedido en esta publicación. Hubiese lamentado perderme esta agradable conversación.