Símbolos del deporte
El Barcelona CF se ha convertido, por decisión de sus directivos, en un instrumento y un símbolo del “proceso” de secesión de Cataluña. No siempre lo fue, como demuestran todavía los aficionados del Barça repartidos por toda España. Era lo único que le quedaba a los separatistas, pero el símbolo no va tan bien como pensaba que iría quien lo escogió como tal. Tal como va el “proceso”, el Barça no va a salir indemne de la aventura en que lo han metido.
Para compensar el desastre, se ha creado una atmósfera que quiere identificar el Real Madrid con lo nacional o lo español. Es una identificación sobrevenida y cierta sólo en determinadas circunstancias, como en las finales de la Copa de la Champions, aunque ni siquiera ahí tenga más relevancia que la de servir de vehículo a lo que se llama la Marca España. El Real Madrid no es un símbolo partidista, y como no tiene la aspiración de representar al país, tampoco tiene la de representar al conjunto de la ciudad. Además de los varios equipos madrileños de Primera, está el Atlético, al que incluso el madridista más furibundo reconoce la representación de la ciudad. Bien es verdad que el Real Madrid es el símbolo más conocido de una ciudad que tradicionalmente ha carecido de ellos.
Lo que sí que representa muy bien el Real Madrid, en cambio, son las virtudes deportivas clásicas, el esfuerzo, la competitividad, la ambición, el tesón, el trabajo en equipo y –esto es más novedoso- su perfecta inserción en un mundo globalizado y abierto. De rechazo, el Real Madrid acaba representando muy bien el espíritu de una ciudad que desde sus inicios como capital fue el escenario en el que se desplegó una cierta forma de ser español: universalismo, capacidad de integración, curiosidad, sentido innato de la dignidad de lo humano. En este punto no basta con los éxitos del equipo y del club. También está la actitud de la afición madridista, la gravedad con que se viven los tropiezos, el afán de ganar y la alegría bien humorada, las ganas de vivir con la que se festejan los éxitos de la que han dado buena muestra las celebraciones de este fin de semana. La cara avinagrada de la alcaldesa ha sido la mejor indicación del sentido de todo esto.
La Razón, 06-06-17