Libertad
El vídeo que el Partido Popular dedicó a los Reyes Magos no ha tenido mucho éxito. Ha demostrado que al PP no se le va a perdonar nada. Ni siquiera se lo perdonan los miembros del propio partido. Cuando se llega a este punto, es fácil dejarse llevar por la depresión. Ahora bien, constatado que nadie le quiere a uno, también se está a un paso de una maravillosa sensación de libertad. Y se puede reconstruir la posición propia desde aquello que de verdad se quiere hacer, no desde lo que los demás intentan imponer.
No llegaré al punto de recomendar al PP que la próxima vez que cometa un error de comunicación lo deje correr como hacen los demás. Al menos, antes de actuar, deberá pensar si es imprescindible apresurarse a enmendarlo como quien ha sido cogido en falta por Papá. En el PP se deberían sentir más libres para explorar un camino nuevo. Lo son.
Es una novedad monumental para un partido que hasta hace muy poco tiempo llevaba sobre sus hombros todo el peso del sistema. Aún lo siente. Como es natural, pretende volver al punto en el que la gobernación de España pasaba obligadamente por sus filas. Ese punto, sin embargo, no significa la restauración de la situación previa. Han pasado los tiempos de las mayorías absolutas. Lo que hay que hacer ahora es situarse en un punto en el que cualquier combinación de gobierno requiera la propia colaboración.
Para ser imprescindible será necesario encontrar una posición original. En el caso del PP, pasa por rentabilizar en todo lo posible, que es mucho, los éxitos de hace muy poco tiempo. También, por adoptar el tono y los temas que exigen los nuevos tiempos: dirigirse directamente al electorado para dejar claro que se ha entendido el cambio ocurrido, en particular en el punto más sensible de todos, que es el de la cultura. Por ejemplo, dejar bien claro que el nacionalismo puede ser vencido o que hay otros horizontes culturales que no son los progresistas. Y de fondo, insistir en que lo que se quiere, como gran objetivo, es construir un nuevo pacto entre las fuerzas políticas que defienden España y la Constitución.
La Razón, 08-01-19