Valores republicanos
La audiencia de Felipe VI a Pedro Sánchez tiene el picante, o el valor añadido, de ver cómo el titular de la institución que representa la continuidad de España recibe a quien aspira a poner en marcha un cambio político de tal calado que no se sabe si acabará afectando a esa misma noción de España y, en el camino, a la propia Monarquía. No es la primera vez que ocurre algo así. Un partido de izquierda –antes fueron los liberales de Moret y antes los progresistas bajo Isabel II- ve agotado su programa y su capacidad para proponer algo nuevo.
La respuesta no es renovarse. La respuesta es poner en cuestión el sistema (en el caso de Pedro Sánchez, la Constitución, la naturaleza de la nación y la estructura del Estado, entre otras cosas) para hacer como que se crea un terreno de juego novedoso y atractivo. No otra cosa es lo de la oposición de Estado al gobierno. El resultado ha sido siempre el mismo: desgastar el sistema -¡esos valores republicanos, como si estuviésemos en el aula!- y al final dinamitarlo… para que otros vuelvan a empezar desde el único sitio posible. Por lo visto, la historia española es cíclica.
La Razón, 05-07-17