Valores españoles
El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes de la vida, según dijo el entrenador italiano Arrigo Sacchi, que sabía muy bien de lo que hablaba. Los muchos miles españoles que se desplazaron ayer a Lisboa, y la presencia de los Reyes y del Presidente del Gobierno, así lo corroboran. Pocas cosas tienen tal poder de entretenimiento y de evasión. El fútbol también es una fábrica increíblemente poderosa de belleza. Presenta la épica propia de un enfrentamiento total y requiere, además de una preparación física imponente, inteligencia, compañerismo, generosidad, constancia y fortaleza de ánimo.
Todo esto hace del fútbol el reflejo fiel de cosas más importantes. Ayer el Real y el Atlético demostraron que Madrid es una ciudad preparada y con fuerzas para afrontar los retos más inverosímiles. No surgen dos equipos como estos si no hay, en la sensibilidad y en la voluntad de los madrileños, el mismo afán de superación, la misma ambición que han demostrado los dos equipos a lo largo de todo el Campeonato. Como Madrid representa a España entera, se deduce que nuestro país ha tenido en Lisboa la oportunidad de mostrar algo que pasará a la historia. Más allá de las marcas, más allá del prestigio y de la simpatía o la confianza que sepamos despertar en los demás, están los principios y las virtudes que los símbolos representan. Los españoles estamos deseosos de hallar una expresión para todo aquello que nos une, nuestra convivencia: nuestro ser de españoles. El fútbol la ofrece de una manera clara, inmediatamente comprensible. La final de ayer nos ha indicado cómo los españoles quieren que se les represente. Con la misma alegría, la misma ambición, las mismas ganas de comerse el mundo que mostraron los dos equipos madrileños.
La Razón, 25-05-14