La pizza y la paella
España ha superado a Italia en PIB per cápita, según el FMI. Ocurre por primera vez, aunque no se le haya dado gran relevancia a la noticia. Pues bien, los dos son hechos importantes: el “sorpasso” y el que no se haya hablado demasiado de él.
Entre los motivos que explican el segundo, está el mal recuerdo que dejó Rodríguez Zapatero cuando anunció en 2007 que la economía española había alcanzado la italiana (según Eurostat) y se proponía a hacer otro tanto con la francesa. Fue una fanfarronada típica de la casa, entre ingenua y mal intencionada, que no resistió la crisis. Hoy, sin embargo, culmina una tendencia que viene de lejos y que constituye una de las grandes continuidades de la economía española desde que ingresó en la UE. La convergencia, que a veces pareció imposible de lograr, se va cumpliendo.
La UE nos sienta bien, por tanto, como nos sienta bien la globalización. Las dos nos obligan a la disciplina, a salir al exterior y a exportar, a intensificar la productividad. Italia es un gran país y encontrará el modo de volver a tomar velocidad. Por el momento, sin embargo, son los empresarios, los trabajadores y el Estado español los que han aprovechado la lección y están creando una economía más dinámica y más sostenible que antes. Poco tiene que ver la situación actual con el antiguo modelo, especulativo y endeudado. Incluso la crisis catalana y la inestabilidad política que ha traído el final del bipartidismo parecen poco relevantes.
Que no sea una gran noticia se debe también a que los españoles seguimos cultivando, al menos como postureo, nuestro masoquismo recalcitrante. Es más elegante, sin duda, no presumir demasiado. Los datos de Eurostat, además, no coinciden con los del FMI… seguro que estos tiene algún punto flojo. Si el éxito llega con un gobierno del PP, la cosa tiene difícil solución. No es la economía…, insisten muchos desempolvando un famoso eslogan político para sugerir que la economía ha dejado de contar en política. Está bien, pero no es difícil imaginar lo que estaría pasando de seguir estancados.
La Razón, 24-04-18