Lección de moderación
Las elecciones en Galicia y en el País Vasco continúan y profundizan lo ocurrido en las generales del 26 de junio. Lo hacen desde una perspectiva autonómica, pero dan un paso más en una vía que constituye una tendencia.
Son relevantes los resultados de la pareja PSOE – Podemos. Podemos logra un gran éxito en Euskadi, sin duda alguna, pero no suficiente como para convertirse en una fuerza relevante. Y por mucho que adelante a los socialistas, como ocurre en Euskadi y en Galicia, el “sorpasso” no incrementa su autoridad ni su capacidad de maniobra. Más bien se las retira al PSOE (y a Bildu en el País Vasco), sin llegar a nada concluyente en cuanto al gobierno (a menos que se piense en un tripartito Bildu-Podemos-PSOE, algo digno de verse).
Los movimientos nacional-populistas, que en nuestro país suelen ser de izquierdas y llevan aparejada la deconstrucción de España, se encuentran por tanto en su propio espacio, cómodo para ellos y sus simpatizantes, y que los demás podrán visitar como quien va al circo o al zoo, para echarles cacahuetes y admirar el último modelo de camiseta que lucen los primates de las fuerzas revolucionarias. Hasta ahí han llegado, con el PSOE de compañía.
En cambio triunfa el voto moderado y pragmático, el que rechaza y huye de la confrontación, aunque con distinto sentido en Galicia y en Euskadi. Aquí lo hace el PNV, que ha sabido ocupar el centro, alejarse del radicalismo y analizar correctamente la relación de fuerzas en una región en la que la pulsión independentista no llega al 25 por ciento de la población. Esto deja el PP en terreno complicado. No puede volver a la confrontación, pero tampoco se puede mimetizar con el PNV. Quizás una apelación al patriotismo español moderado, integrador, liberal y consciente de su pasado le abra alguna puerta.
En Galicia, es el PP el que recoge ese voto. Ha sabido hacer suya cierta dosis de galleguismo canalizada en un proyecto dialogante y modernizador, sin contradicciones insalvables entre lo local gallego y lo nacional español. Es una fórmula difícil de aplicar fuera de Galicia, pero la pericia con la que ha sido puesta en marcha habla bien de Feijoo. El votante español se inclina por tanto por políticas de centro, moderadas y pragmáticas. Una nueva lección de los electores de nuestro país: para los políticos españoles y para la Unión Europea.
La Razón, 27-09-16