Feminista, terrorista y mártir. La «Theodora» del Real
Parece que Theodora era de los oratorios favoritos de Händel. También es sabido que no confiaba mucho en su éxito, algo corroborado en su estreno, y que los responsables del Real atribuyen a lo avanzado de sus planteamientos. Puede ser. También es posible, como se figuraba el propio compositor, que su oratorio se ciña demasiado estrictamente a la alabanza del Señor, con escaso dinamismo dramático, salvado -en lo musical- por unos coros espléndidos de muy bella inspiración cristiana. También es obra comprometida para sus tres principales intérpretes, por mucho que la participación está sabiamente equilibrada.
A la joven soprano norteamericana Julia Bullock le tocó dar vida a la protagonista con un instrumento agradable, bien matizado, con buen registro central y calidez y color en el centro y en las medias voces. En cambio, la voz se destempla en el agudo, sobre todo en forte, y produce desequilibrios serios. Quizás debería pausar un poco el ritmo profesional. Joyce DiDonato, muy querida en Madrid, demostró que mantiene todo su bellísimo y aterciopelado registro, con una facilidad extraordinaria para las agilidades y los virtuosismos expresivos. Como la obra es tan estática, a veces cae en la tentación de sobreactuar -vocalmente- y adentrarse en un registro algo afectado. El Dídimo del contratenor Iestyn Davies resulta encantador por el esfuerzo en la actuación escénica y vocal: no consigue todo el resultado posible porque la voz, a pesar de una técnica sobresaliente, una colocación sin fallos y una proyección perfecta, no logra romper una cierta monotonía que diluye la capacidad de conmover del personaje. El bajo Callum Thorpe compuso un excelente y malísimo Valens, decidido a acabar con cualquier cristiano (terrorista) que se le pusiera por delante. Va bien servido, aunque con cierta reticencia, por el Septimus de Ed Lyon, que pudo lucirse en su aria final. Bien los comprimarios.
Para amenizar una materia tan aplastantemente cristiana como la del oratorio händeliano, la directora de escena Katie Mitchell propone una visión modernizada, que se desarrolla en un establecimiento hostelero con vocación de burdel de lujo. Los cristianos forman el personal y en sus ratos libres rezan y preparan artefactos explosivos en la cocina. Mientras, en las zonas nobles, los romanos disfrutan tan contentos de su vida licenciosa con unas prostitutas de agilidades físicas sumamente prometedoras (gran despliegue de “pole dance” por parte de La Galgue y Mero González). También intentan someter, sin conseguirlo, a la pobre Theodora. Los responsables del Teatro hicieron correr la voz de que abundaban las escenas de subido erotismo y violencia casi gore. Si alguien se lo había tomado en serio, la función le defraudaría. En realidad, el contraste entre la sublimidad devota de la partitura y lo que ocurría en el escenario creaba una distancia tal que enfriaba la posible emoción. Algo más excitante ocurre al final, cuando Mitchell encierra a Theodora y Dídimo, que han encontrado tiempo para casarse por la iglesia, en una cámara frigorífica -algo así como Aida en el congelador-, pero los dos amantes logran escabullirse y tirotear al pagano machista. Espléndida la Orquesta Titular y rozando lo sublime el Coro, con la excelente dirección de Ivor Bolton. Grandes aplausos, con alguna protesta para la dirección de escena.
GEORG FRIEDRICH HÄNDEL, THEODORA
Julia Bullock, Joyce DiDonato, Iestyn Davies, Ed Lyon, Callum Thorpe, Thando Mjandana, Tania Garrido, Yara Paz, Antonio Laguna, David Bento, La Galgue, Mero González. Dir. : Ivor Bolton
Dir. esc. : Katie Mitchell. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. 11 de noviembre de 2024
Ópera Actual, 12-11-24