
Desde los primeros compases de “Assisa a piè d’un salice” (de Otello), demostró que estaba al altura del maestro y su musa española. En esta página célebre pudo desplegar, como en la muy contenida “Giusto ciel” de Maometto II, el canto elegíaco, siempre ligado, en medias voces y colores difuminados….