Verdi, «Juana de Arco». Lirismo y canto heroico

Con su Giovanna d’Arco (1845), Verdi logró una más de sus admirables obras de los “años de galeras”, esas óperas que para algunos aficionados verdianos son de lo mejor que escribió. No falta anda: una obertura admirable, bandas militares, coros de campesinos, cortesanos e incluso ángeles y diablos, así como un lirismo pastoril y patético (en la gran aria final de Carlo) que alterna con piezas de apabullante energía. Por eso mismo, la exigencia a los intérpretes es muy alta, empezando por la protagonista, que alterna los momentos de fuerza con un bel canto todo sutileza y finura.

La soprano italiana Carmen Giannattasio estuvo mejor en los primeros, con gran despliegue de un instrumento potente, homogéneo y equilibrado, que en los segundos, que resolvió correctamente, aunque sin sutilezas ni intensidad. El tenor Michael Fabiano cantó muy bien el papel del rey doliente y enamorado, con una voz esmaltada y brillante, valiente en los ataques y las exigencias virtuosísticas, aunque en ocasiones algo técnico y frío, como en el aria citada (muy ovacionada, pese a todo). Plácido Domingo volvía a su cita anual con su ciudad natal. Lo hizo con un papel de barítono, en una obra en la que él mismo cantó –y con qué calidad- el papel del tenor. También es un papel demasiado exigente, en las piezas de bravura, para el actual estado de su voz. Eso sí, de vez en cuando, como al principio del dúo con su hija, la protagonista del drama, surgen destellos de fraseo y timbre que nos llevan a otro mundo, allí donde el canto cuaja de pronto en gran arte y se entiende toda la nobleza del arte verdiano y la dignidad de su concepto del ser humano. (…)

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MADRID, TEATRO REAL

GIUSEPPE VERDI, GIOVANNA D’ARCO

Carmen Giannattasio, Michael Fabiano, Plácido Domingo, Moisés Marín, Fernando Radó

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, Dir.: James Conlon

14 de julio