El nuevo centro
En contra de lo que se piensa, nuestro país suele ir por delante en muchas de las grandes tendencias, antes europeas y ahora mundiales. El constitucionalismo del año 1812, la reacción antimoderna, el enfrentamiento durante la Segunda República, la Transición… también la deconstrucción de la nación y el experimento postnacional consensuado así lo demuestran. A veces, en momentos de gravedad histórica, somos como el canario de la mina. Todo sea que no nos asfixiemos, como el pobre pájaro, en nuestro papel de avanzadilla vanguardista.
La última novedad ha sido la emancipación del Partido Popular a cargo de Pablo Casado. Es un gran movimiento por el cual el PP se sitúa en el centro del espectro político e intenta revitalizar los consensos básicos de nuestra democracia parlamentaria. Es un gesto de confianza en el sistema y una apuesta por la capacidad del gobierno, o de los socialistas, para estar a la altura.
La cuestión no puede limitarse a las ironías acerca del nuevo Cánovas fabricado –en última instancia- por Sánchez e Iglesias, nuestros Sagastas tres o cuatro punto cero. Tampoco hablaremos de nuevo Pacto del Pardo, pero sí de arrastrar a los socialistas al centro en el que se ha instalado el PP, con la intención de competir desde ahí y renovar, también desde el centro, los pactos fundadores.
Un elemento importante en esta nueva posición son los presupuestos. El borrador presentado, con sus infladas previsiones de gastos y de ingresos y unas subidas de impuestos entre el sectarismo y la utopía, resulta difícil de asumir desde posiciones moderadas de centro. El papel del PP, con su fuerza recién renovada y sus gobiernos en las Comunidades Autónomas, consiste ahora en atraerlos a la realidad y al liberalismo, aunque sea en la antigua acepción de “generosidad”. Otro tanto ocurre con el segundo gran elemento para un posible acuerdo, como es la política ante la segunda ola del covid-19. Hay elementos para un gran acuerdo, desde la modulación del estado de alarma y sus fases, a la negociación para una posición global y flexible, que tenga en cuenta la necesidad de medidas nacionales y su adaptación a las particularidades regionales. También se podría hablar de algo tan básico como acordar un instrumento fiable de asesoramiento científico, ajeno a la batalla partidista.
Hay otros posibles elementos de negociación y de pacto, como la renovación del CGPJ y la de varios puestos de la Administración. La lucha contra el covid-19 y los presupuestos son particularmente relevantes porque reflejan el gigantesco cambio ocurrido con la pandemia, que obliga –y obligará más aún en el futuro- a pensar de otra manera la realidad política, social y cultural de nuestro país. Desde esta perspectiva, distinta de la que atañe a la posición del PSOE, el gesto de Casado le propone al PP una tarea gigantesca. Se trata de innovar para inventar una nueva posición de centro derecha. Y como otras veces, el experimento español –si funciona- se trasladará también a Europa.