Venezuela, el CEPS y los compañeros politólogos
La conexión de Podemos con el régimen chavista o bolivariano no resulta lo más recomendable para un partido político que pretende tener alguna influencia en una democracia liberal como es la española. No es de extrañar que desde Podemos se esté haciendo todo lo posible para poner alguna distancia con un régimen que ha conducido a Venezuela a cotas abrumadoras de corrupción, inflación, empobrecimiento, criminalidad y violencia política. Sin embargo, esa conexión está más que corroborada por la vinculación de varios relevantes miembros de Podemos con otro grupo, la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS). CEPS nunca ha disimulado, más bien al contrario, el fervor chavista y bolivariano que siempre la ha embargado. Expresó su desolación por el fallecimiento de Hugo Chávez y aseguró con aire triunfal que después de la victoria de las pasadas elecciones hay chavismo para rato.
De aquí se deduce que el chavismo bolivariano es, efectivamente, el programa de Podemos para España. La verdadera democracia está ahí, al alcance de la mano, y son los compañeros politólogos de CEPS y de Podemos los que nos la ofrecen en bandeja. La simple lectura de los documentos aportados por la siempre valiente oposición venezolana a LA RAZÓN permite profundizar en una relación que va más allá del entusiasmo y de la voluntad de exportar el chavismo. Se sabía, efectivamente, que algunos de los miembros de Podemos, y en particular la Fundación CEPS, habían asesorado, entre otros gobiernos de América Latina, a los de Chávez y Maduro. Ahora se empieza a precisar que una de sus principales líneas de actuación fue, seguramente, la de la comunicación política.
Un régimen populista como el de Chávez y Maduro requiere la comunicación constante, inmediata del caudillo con su pueblo. El caudillo expresa la verdad de su pueblo y el pueblo se encuentra expresado sin intermediarios en la palabra y el gesto del caudillo. Es ahí, en ese punto, donde parece haber intervenido CEPS. Su contribución ha consistido en construir esta narración populista destinada a demoler todas las precauciones formales propias de las democracias liberales, que desconfían de los caudillismos y de los liderazgos fuertes. Lo que se busca expresar aquí es la Verdad indecible del Pueblo que habla por la voz y el gesto de su Caudillo. Es el eje, si todo se va confirmando, de las propuestas de comunicación de CEPS al régimen bolivariano.
Hay algo más que esta construcción de una imagen (o una narrativa, como se dice ahora) populista, que a partir de ahora seguramente se va a poder empezar a desmontar. Está también la posibilidad de establecer, gracias a los documentos a los que ha tenido acceso LA RAZÓN, hasta qué punto esa campaña de comunicación política estaba destinada a crear un clima de opinión en la que la oposición apareciera como un elemento maligno. A partir de ahí, resulta relativamente sencillo justificar la erradicación de los opositores. Es algo de lo que en los últimos meses hemos tenido pruebas terribles, propias de un régimen con ambiciones de convertirse en un sistema totalitario. Todo por el bien del Pueblo eso sí y, sobre todo, del chavismo y sus elites caudillistas y corruptas. En eso, en el triunfo definitivo del caudillismo chavista consiste la democracia auténtica, no la falseada en la que vivimos los españoles, el resto de los europeos o los norteamericanos. De confirmarse todo esto, habremos dado un paso considerable en la comprensión de la propuesta política que nos reservan los compañeros politólogos.
La Razón, 21-04-15